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jueves mayo 6, 2021 Lección 7: Para el 15 de mayo de 2021EL PACTO EN EL SINAÍ Sábado 8 de mayo LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 1:29–31; Oseas 11:1; Apocalipsis 5:9; Deuteronomio 29:10–13; Éxodo 19:5, 6; Romanos 6:1, 2; Apocalipsis 14:12; Romanos 10:3.
Un niño, uno de siete hermanos, sufrió un accidente y lo llevaron al hospital. En su casa rara vez había suficiente, en todo sentido. Nunca tomó más que una parte de un vaso de leche. Si el vaso estaba lleno, lo compartían dos de los niños, y el que bebía primero debía tener cuidado de no tomar demasiado. Después de que hicieran sentir cómodo al pequeño en el hospital, la enfermera le trajo un gran vaso de leche. Él lo miró con ansias por un momento y luego, con el recuerdo de las privaciones de su casa, preguntó: ‘¿Hasta dónde puedo beber?’ La enfermera, con los ojos brillantes y un nudo en la garganta, le dijo: ‘Bebe todo, niño, ¡bébetelo todo!’ ” (H. M. S. Richards, “Free Grace”, Voice of Prophecy News, junio de 1950, p. 4). Al igual que este niño, era un privilegio para el antiguo Israel, como para nosotros, beber profundamente de los manantiales de la salvación. Reseña de la semana: ¿Qué imágenes usó el Señor para describir su relación con Israel? ¿En qué medida las historias del Éxodo y el Sinaí son análogas a la salvación personal? ¿Cuál era el papel de la Ley en el pacto del Sinaí?
Lección 7 // Domingo 9 de mayo SOBRE ALAS DE ÁGUILA Como pueblo, Israel había estado inmerso en el paganismo egipcio durante muchos siglos, una experiencia que indudablemente ensombreció su conocimiento de Dios, de su voluntad y su bondad. ¿Cómo podría el Señor reconquistarlos para sí? En primer lugar, demostraría la autenticidad de su amor por Israel, y lo hizo a través de sus poderosos actos de liberación. Comenzaría a cortejar a la nación para que respondiera amorosamente a su propuesta de pacto. Primeramente Dios recordó a la nación sus actos de gracia en su favor en el Sinaí.
Estas ilustraciones indican que nuestro Dios es plenamente consciente de nuestra impotencia. Lee Salmo 103:13 y 14. En la ilustración del águila y en la del padre que trae a su hijo, notamos la preocupación de Dios por nuestro bienestar. Tierno, solidario, protector, prometedor; su deseo es llevarnos a la madurez plena. “El águila era famosa por su inusual apego a sus aguiluchos. También vivía en la cima de las montañas. Al enseñar a volar a sus polluelos, los cargaba sobre su lomo a esas grandes alturas que dominan las llanuras del Sinaí, y luego los dejaba caer a las profundidades. Si la cría todavía era demasiado pequeña y estaba demasiado desconcertada para volar, el águila padre se abalanzaba por debajo de ella, la atrapaba sobre su espalda y volvía a volar con ella hacia el nido, en los riscos de arriba. Y así es ‘cómo te saqué de Egipto para mí’, dice la voz divina” (G. A. F. Knight, Theology of Narration, p. 128).
Lección 7 // Lunes 10 de mayo EL DISEÑO DE LA SALVACIÓN
La liberación de Israel de la esclavitud en Egipto y la liberación de Noé y su familia del Diluvio son dos acontecimientos salvíficos prominentes en los escritos de Moisés. Ambos brindan información sobre la ciencia de la salvación. Pero es el suceso del Éxodo en particular el que ofrece el diseño básico. Cuando Dios dice a Israel (a través de Moisés) “os redimiré” (Éxo. 6:6), literalmente dice “actuaré como pariente redentor”, o go’el. “La palabra redimir, en el versículo 6 [de Éxodo 6], se refiere a un miembro de una familia que compra o rescata a otro miembro de la familia, especialmente cuando ese miembro se esclavizó por deudas, o estaba a punto de esclavizarse. Israel aparentemente no tenía ningún pariente terrenal para que lo redimiera, pero Dios ahora era pariente de Israel, su pariente redentor” (B. L. Ramm, His Way Out, p. 50).
En Éxodo 3:8, Dios dice que ha “descendido” para rescatar a Israel. Este es un verbo hebreo común para la interacción de Dios con la humanidad. Dios está en el cielo y nosotros en la Tierra, y solo cuando Dios “desciende” a la Tierra puede redimirnos. En la acepción más auténtica de la idea, solo cuando Jesús descendió, vivió, sufrió, murió y resucitó por nosotros fuimos redimidos. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14) es otra forma de decir que Dios descendió para salvarnos. Lección 7 // Martes 11 de mayo EL PACTO DEL SINAÍ El libro de Éxodo llama la atención del lector sobre tres acontecimientos importantes. Como tres montes, el Éxodo en sí, el establecimiento del Pacto y la construcción del Tabernáculo-Santuario se elevan por encima de las colinas de acontecimientos menores. El establecimiento del Pacto, registrado en Éxodo 19 al 24, era el “Monte Everest” de los tres. Un breve bosquejo de Éxodo 19 al 24 muestra la secuencia y la relación de los eventos. **Si bien quizá no tengas tiempo de buscar todos los versículos que se enumeran a continuación, concéntrate en la secuencia de eventos:
Este pacto juega un papel vital en el plan de salvación. Es el cuarto pacto que se menciona en la Biblia (lo anteceden los de Adán, Noé y Abraham), y en él Dios se revela más plenamente que antes, especialmente cuando se establece todo el ritual del Santuario. Por lo tanto, el Santuario se convierte en el medio por el que muestra al pueblo el plan de salvación que debía revelar al mundo. Aunque el Señor había redimido a Israel de la esclavitud en Egipto, quería que entendiera que la Redención tenía un significado mayor y más relevante que la mera libertad de la esclavitud física. Quería redimirlos del pecado, la principal esclavitud, y esto solo podía suceder a través del sacrificio del Mesías, como lo enseñan los tipos y los símbolos del servicio del Santuario. Por ende, no es de extrañar que, poco después de que fueran redimidos de la servidumbre y se les diera la Ley, se instruyera a los israelitas para que restablecieran el servicio del Santuario, porque en él Dios les reveló el Plan de Redención, que es el verdadero significado y propósito del Pacto. Porque el Pacto no es más que un pacto de salvación que el Señor ofrece a la humanidad caída. Eso es lo que fue en el Edén y eso es lo que fue en el Sinaí.
Lección 7 // Miércoles 12 de mayo DIOS E ISRAEL
En estos versículos, el Señor propone su pacto con los hijos de Israel. Aunque en cierto sentido el Señor los ha llamado, ese llamamiento no se les otorga automáticamente sin que ellos decidan. Tuvieron que cooperar. Incluso su liberación de Egipto implicó que ellos cooperaran: si no hubieran hecho lo que el Señor les dijo (como marcar con sangre los postes de las puertas), no se habrían librado. Así de sencillo. Aquí, el Señor tampoco les dice: “Les guste o no, serán un tesoro especial para mí y una nación de sacerdotes”. No es así como funciona y no es lo que dice el texto.
“No ganamos la salvación por nuestra obediencia; porque la salvación es el don gratuito de Dios para ser recibido por fe. Pero la obediencia es el fruto de la fe” (CC 52). Piensa en lo que el Señor estaba dispuesto a hacer por la nación de Israel: no solo los libró milagrosamente de la esclavitud en Egipto, sino también quería convertirlos en su tesoro, una nación de sacerdotes. Al basar su relación con ellos en su salvación (tanto temporal, de la esclavitud en Egipto, como eterna), el Señor buscaba elevarlos a un nivel espiritual, intelectual y moral que los convertiría en el portento del mundo antiguo. Todo, con el propósito de usarlos para predicar el evangelio a las naciones. Todo lo que tenían que hacer, en respuesta, era obedecer.
Lección 7 // Jueves 13 de mayo PROMESAS, PROMESAS... (ÉXO. 19:8) A primera vista, todo parece estar bien. El Señor libera a su pueblo, le ofrece las promesas del Pacto y ellos aceptan: harán todo lo que el Señor les pida. Es un trato “hecho en el cielo”, ¿verdad?
Independientemente de lo que Dios nos pida que hagamos, nuestra relación con él debe basarse en la fe. La fe proporciona la base sobre la cual siguen las obras. Las obras en sí, por más pura que sea su motivación, por más sinceras y cuantiosas que sean, no pueden hacernos aceptables a los ojos de un Dios santo. No pudieron en la época de Israel, ni tampoco lo pueden en la nuestra.
Lamentablemente, el pueblo hebreo creía que su obediencia llegaba a ser el medio de su salvación, no el resultado de la salvación. Buscaban justificación en su obediencia a la Ley, no en la justicia de Dios, que viene por la fe. El pacto del Sinaí, aunque contiene un conjunto de instrucciones y leyes mucho más detalladas, fue diseñado como un pacto de gracia, al igual que todos los pactos anteriores. Esta gracia, que se ofrece gratuitamente, produce un cambio de corazón que conduce a la obediencia. Por supuesto que el problema no era su intento de obedecer (el Pacto exigía que obedecieran); el problema era la clase de “obediencia” que ofrecían. Que en realidad no era obediencia, como lo demostró la historia posterior de la nación.
Lección 7 // Viernes 14 de mayo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El Éxodo”, pp. 286-295; “Del Mar Rojo al Sinaí”, pp. 296-309; “La ley dada a Israel”, pp. 310-324. “El espíritu de servidumbre se engendra cuando se procura vivir de acuerdo con una religión legal, mediante esfuerzos para cumplir las demandas de la Ley por nuestra propia fuerza. Solo hay esperanza para nosotros cuando nos ponemos bajo el pacto hecho con Abraham, que es el Pacto de gracia por la fe en Cristo Jesús. El evangelio predicado a Abraham, por medio del cual tuvo esperanza, es el mismo evangelio que nos es predicado a nosotros hoy, mediante el cual tenemos esperanza. Abraham contempló a Jesús, quien es también el Autor y Consumador de nuestra fe” (“Comentarios de Elena de White”, en CBA 6:1.077). “Durante su esclavitud en Egipto, muchos de los israelitas habían perdido en alto grado el conocimiento de la Ley de Dios, y habían mezclado los preceptos divinos con costumbres y tradiciones paganas. Dios los llevó al Sinaí, y allí con su propia voz proclamó su Ley” (PP 346). PREGUNTAS PARA DIALOGAR
RESUMEN: El pacto que Dios estableció con Israel en el Sinaí fue un pacto de gracia. Luego de dar abundantes evidencias de su amor y cuidado bondadosos mediante una liberación extraordinaria de la esclavitud en Egipto, Dios invitó a la nación a un pacto con él que mantendría y promovería sus libertades. Aunque Israel respondió afirmativamente, carecía de una verdadera fe motivada por el amor. Su historia posterior indica que, mayormente, no logró entender la verdadera naturaleza del pacto, y lo corrompió al transformarlo en un sistema de salvación por obras. Nosotros no necesitamos repetir el fracaso de Israel e ignorar la maravillosa gracia que se extiende a los pecadores. |
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— @bolUDOoficial
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